
30 Mar La sonrisa está de luto
Tiene toda la razón Carlita en expresar que quiere recordar a Vicky Correa con su sonrisa de siempre, pero al mismo tiempo lo más duro para ella será que ya no tendrá, además de su compañía, esa carcajada sonora cuando celebraba un hecho simpático que le alegraba su existencia de mujer tranquila, sin estridencias, amiguera y de toda una dama.
Va a hacer muy duro y triste para Carlita la ausencia terrenal de su compañera y amiga de muchos años.
En la vida del periodismo antioqueño fue siempre muy común y alegre verlas llegar juntas a las ruedas de prensa, a los actos sociales, a las fiestas del gremio, al cubrimiento periodístico de algún acontecimiento público y político a Carla y a Vicky, a quienes unía su colegaje, amistad y residencia en el Aburrá Sur, concretamente en el señorial Envigado que amaban.
Mandatarios y la dirigencia política las respetaban, las querían, las protegían, les ayudaban en los avatares comerciales cuando tomaron el camino de la autonomía en la prensa y dejaron de ser empleadas de las empresas radiales en la que laboraron el reporterismo con el profesional espíritu y las ganas por informar correctamente a sus oyentes.
Vicky Correa data en sus gestas en la prensa de Antioquia desde finales de los años 70 y el gran señor que es Guillermo Mejía, en su calidad de secretario de Gobierno, la recuerda con cariño, pues siempre fue su amigo, como unas de las periodistas preferidas del gobernador Iván Duque Escobar, lo que le facilitaba su trabajo informativo con las chivitas de esa época al servicio de Clarín de Miguel Zapata y luego en los noticieros de Todelar, hasta independizarse con su programa y su estilo propio con su espacio “Le contaron a Vicky”.
En mi caso nos conocimos promediando los años 80, cuando yo ya había ingresado a El MUNDO y esporádicamente me correspondía el cubrimiento de la Gobernación, la Alcaldía, la Asamblea y el Concejo, cercanía que se fue profundizando cuando asumí la edición política del diario liberal.
Fue muy linda la amistad que ella sostuvo con una inmensa tripleta del periodismo como fueron César Pérez Berrío, Fernando Vera y Jorge Carvalho. César adoraba a Vicky y a Carla y son muchas las anécdotas que Vera recuerda del delicioso viaje que hicieron todos a la finca en el Quindío de Alberto Builes, quien como político, funcionario y gobernador las ha querido toda la vida.
Que duro este 2025 con los viajes eternos de Vicky y César.
Por esa época se volvió muy popular el apelativo para denominarlas a ellas “Las Lolitas”, de cual también hizo parte Márgara Tobón, todas tres muy entronas reporteras para conseguir noticias.
Todos las queríamos y gozábamos con ellas y ellas con nosotros, además de ayudarnos en el duro y mal pago ajetreo del periodismo.
Los años 90 fueron maravillosos. Fue una década en la que se creció y se extendió un inolvidable grupo de colegas del cual Vicky y Carla eran infaltables. Estaban los Velásquez, el charro y bohemio de Dayro, a quien aconsejaron hasta su muerte, las amenas tertulias que organizaba el bacán de Jonás Flórez, Jotica, Las Márgaras Tobón y Quiceno, el exgordo Puerta, José Noé, las invitaciones del mono Castaño, los Viernes Liberales y los jefes políticos, los viajes con la Duma, las reuniones con Héctor Arango, los bailes y muchísimos cubrimientos de los hechos de gobierno y de la política que marcaron la vida en esa época de Antioquia. Y Vicky siempre ahí con su sonrisa, su señorío, su elegancia de dama y siempre al lado de su inseparable Carla.
Y los años pasaron. Los que en el siglo pasado fuimos la nueva generación del periodismo en esta región, hoy tras los 24 años de este siglo ya somos el pasado, pero aún activos algunos que nos resistimos a dejar la pasión del periodismo.
Y Vicky siempre en su agradable y familiar Envigado había logrado una mediana estabilidad, que dos monstruos del sicariato y algún responsable intelectual hicieron estallar en mil pedazos y salvajemente, no por periodismo, contra una mujer y familia que no merecía tan terrible desenlace.
Gracias Vicky por tu amistad y por tu sonrisa sonora que, como Carlita, no olvidaremos. La sonrisa está de luto.
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