La historia del presidente que nos perdimos

* Olga González redescubre a Gabriel Turbay y explica su derrota en 1946

Por Luz María Tobón Vallejo

Han pasado un par de años desde que supe que la historiadora Olga González preparaba la publicación de una biografía de Gabriel Turbay y un par de semanas desde que terminé mi primera lectura de El presidente que no fue, la historia silenciada de Gabriel Turbay.

Espero leerla una o dos veces, más, pues siento que la lectura de esta obra lúcida, tal vez brillante, siempre será inacabada.

Olga González es doctora en Sociología e investigadora de la Universidad París Cité. Estas calidades explican el cuidadoso trabajo investigativo y de contrastación de distintas fuentes, allí está claro su rigor en el dato, su cuidado en afirmaciones complejas.

El libro demuestra la profundidad de pensamiento y la determinación de acciones del dirigente que fue liberal tras abandonar el Partido Comunista, como ocurrió con gran parte de sus contemporáneos más destacados.

Como personero del ala izquierda, más bien centroizquierda, del liberalismo de los años 30 y 40, los de la gloriosa República Liberal, Gabriel Turbay abanderó las ideas a la izquierda y las causas republicanas. Algunas de sus causas, como la ciudadanización de los colombianos, fueron éxitos hoy presentes. Otras, como el afán de romper el concordato con El Vaticano, no lograron avanzar por bloqueos que llegaban hasta de jefes liberales.

Reconocerlo como el impulsor de grandes transformaciones y decisiones del país es un hallazgo para las generaciones a las que se nos ha negado ir más allá de la etiqueta que le impuso el gaitanismo, o, como en mi caso, del silencio dolido de los mayores por la derrota de aquel en quien habían puesto su esperanza.

 

La autora desarrolló un gran trabajo de búsqueda en archivos, la mayoría precarios y deteriorados; libros e investigaciones académicas, y prensa. Sobre estas bases demuestra lo que el propio Jorge Eliécer Gaitán había anunciado: a Gabriel Turbay lo traicionaron.

¿Quiénes se le atravesaron?, los jefes liberales bogotanos, en particular el expresidente Alfonso López Pumarejo, que nunca ocultó su cercanía personal con Laureano Gómez, también Alberto Lleras Camargo, que encarnaba el ala más conservadora del partido liberal en su tiempo.

Si la traición que nos condujo a la peor violencia de nuestra historia aterriza las ideas sobre mitos del pasado, conocer la campaña racista llena de falsedades y realizada con inquina despreciable, asquea, desmoraliza. Debo reconocer que a mi me permitió entender distanciamientos políticos que por décadas se me hacían incomprensibles.

Algunos historiadores escriben ensayos tan pesados que exigen al lector sacrificios inmensos para transitarlos. Olga González no, ella ha entregado una obra rigurosa, profunda, para que la leamos como si fuera una novela de no ficción. Razón de más para atreverse a la primera lectura y comprometerse a la relectura.

El presidente que no fue es editado por Ediciones Uniandes.

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