Solo dos alcaldesas y el Concejo un ring del CD

Este primero de junio puede pasar a la historia de la crónica política de Medellín porque se sucedieron varios hechos inéditos que le pusieron más pimienta, color y sabor al ya caldeado ambiente político de la capital de Antioquia.

Por primera vez en muchísimos años un alcalde no asistió al Concejo Municipal a instalar sus sesiones ordinarias, por la contundente razón que no había mandatario a las 9 de la mañana cuando comenzaron las deliberaciones.

En ese momento la ciudad vivía una muy caótica situación administrativa porque al mismo tiempo estaba suspendido por la Procuraduría el alcalde popular Daniel Quintero y también suspendida por orden judicial la designación del alcalde temporal Juan Camilo Restrepo Gómez, quien afortunadamente no se apareció por el Cabildo, donde no existían condiciones para su presencia y no le iban a parar bolas, al tiempo que dos horas después se conoció desde Bogotá el nombramiento de su reemplazo con la enfermera y actual secretaria de Salud, Andree Uribe Montoya, quien hacía parte de la terna que el quinterismo presentó al Gobierno Nacional porque Medellín ya es un distrito y de la cual todo el mundo decía no iban a designar a la cucuteña o comunera María Camila Villamizar, secretaria de Gobierno, porque había sido la más beligerante contra Restrepo Gómez, a quien nunca reconoció y trató de usurpador. Y obviamente no la nombraron.

Y mientras en el Concejo se reclamaba una pronta solución a la intermitencia y crisis de poder en la ciudad, que hace rato no se presentaba, se conjuraba el vacío en el timón del municipio y con ello ocurría un positivo acontecimiento de género dentro del legendario machismo antioqueño, la designación de la segunda mujer alcaldesa en la historia política y administrativa de Medellín, lo que no sucedía desde la década de los años 70 del siglo pasado.

Con el epílogo de los 16 años de alternancia entre liberales y conservadores, en las elecciones presidenciales de 1974 fue elegido mandatario nacional con un récord para la época de más de 3 millones de votos el liberal Alfonso López Michelsen.

Para el caso de Antioquia fue nombrado gobernador el músico azul Jaime R. Echavarría y en la alcaldía el médico rojo Víctor Cárdenas, milimetría política que fue variada en abril de 1976 cando López nombró en la Gobernación al liberal Jaime Sierra García y en la alcaldía a la abogada conservadora ospinista Sofía Medina de López, quien hasta este miércoles 1 de junio ostentaba el récord de ser la única mujer en desempeñarse como alcaldesa de Medellín.

Esta dama de toda la alcurnia regional azul fue alcaldesa un año, 1976 – 1977, y tuvo que renunciar al cargo tras una grave crisis que originaron las denuncias en su columna de El Tábano de doña Berta Hernández de Ospina, quien acusó al gobierno de López de construir una vía en los Llanos para favorecer las propiedades de sus hijos. El presidente se pegó tremenda enojada y echó a todos los ospinistas y terminó su gobierno dándole participación a los conservadores alvaristas.

Pues ahora, 46 años después, la ciudad vuelve a tener alcaldesa, al menos en calidad de encargada y producto de una severa crisis política, administrativa y electoral con la joven profesional Uribe Montoya, nacida en la popular comuna 2 y en el barrio Playón de los Comuneros, quien además de cursar enfermería en la U. de A., ha hecho estudios de administración en salud en la Universidad Luis Amigó y también en la Universidad Santo Tomás.

Obviamente las épocas son abismalmente opuestas, porque Sofía Medina ocupó el cargo en pleno apogeo del bipartidismo rojo y azul, y Andree Uribe es producto de las actuales coyunturas de los movimientos por firmas, que ya llevan dos gobiernos en la ciudad.

El Concejo, un cuadrilátero

Y mientras se apaciguaba un poco el trauma político en la ciudad con ese nombramiento, el Cabildo Municipal fue ayer un verdadero ring de confrontaciones, pero extrañamente no entre varias corrientes políticas, sino entre integrantes de una sola, o sea, entre militantes de un solo partido, el hoy derrotado Centro Democrático, que se dijeron hasta de qué se iban a morir.

En una esquina el cuarteto de rebeldes Lina García, María Paulina Aguinaga, Nataly Vélez y Albert Corredor.

En la otra Julio Enrique González Villa, Sebastián López, dejó su silencio de varias semanas Alfredo Ramos y estuvo callado el fuerte opositor al quinterismo Simón Molina.

Otros concejales intentaron hacer ver que el recinto de plenarias del Concejo no era el sitio para que los concejales del CD se sacaran sus trapitos al sol y sus líos internos, sino para abordar los problemas y las soluciones de ciudad, y sobre todo para adelantar el control político al Ejecutivo.

Pues los concejales uribistas o ya algunos hasta muy antiuribistas no hicieron caso y todos se lavaron la ropa sucia públicamente.

Lina García, como en sus mejores épocas en la tauromaquia, repartió banderillas y le enrostró al CD el triunfo en el CNE con el que recuperaron el derecho al voto, anunció que va por la primera vicepresidencia que hoy le arrebata a las mujeres Julio González y que a través de acciones judiciales confrontará a su partido en el caso que le nieguen el aval para el próximo año porque no tiene ninguna prueba o restricción contra ella, además de pedir la renuncia de Nubia Estela Martínez como directora nacional del CD por ser la causante de todas las desdichas de esta colectividad.

Además, hizo ver que Sebastián López no es el vocero de la bancada de ese partido, porque desde la implosión de Chuscalito no se han reunido.

Corredor fue demasiado frentero con González y le dijo que se cambiara de sexo si es que se quería quedar con una dignidad que era para una mujer. Además, que estaba mamado del Centro Democrático.

Julio González pidió y pidió réplicas y dijo a García y Corredor que entonces por qué votaron por él para esa posición en la mesa directiva, a lo que le ripostaron que debido a las presiones dentro del uribismo en esos momentos, pero que hoy sí que están arrepentidos.

López también salió varias veces al ruedo y como gato patas arriba se defendió y observó que la actitud de sus cuatro colegas rebeldes demuestra una y otra vez que no están en la oposición al gobierno quinterista y que ya era hora que se fueran del CD si es que eran muy valientes.

Mejor dicho, el CD quedó este primero de junio verdaderamente hecho trizas en el Concejo de Medellín.

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