25 Jul Las calenturas y dudas del Concejo de Medellín
El aún muy fresquito, pero duro fallo del Consejo de Estado que despoja de su curul de concejal de Medellín al economista conservador John Jaime Moncada Ospina, origina otra vez o mejor de una vez mucha expectativa y sabrosa picaresca sobre varios hechos políticos relacionados con el funcionamiento, manejo, decisiones y composición interna del Cabildo de la capital de Antioquia para finales de este 2021, pero sobre todo de cara a todo el 2022 y sus relaciones con el gobierno del alcalde Daniel Quintero Calle.
Ese delicioso interés político y partidista tiene que ver con quién será en el próximo año presidente de la corporación, cuál definitivamente será la coalición que lo elegirá y también al próximo contralor de la ciudad, por no mencionar otras situaciones sobre todo los suculentos cargos del Concejo como son la apetecida Secretaría General y otras posiciones muy bien remuneradas o que caen de perlas al bolsillo.
La sentencia contra el escaño de Moncada Ospina tiene un doble impacto político, no solo por el hecho de perder la curul, sino que, por esas curiosas coincidencias de la vida, él iba a ser el presidente del Concejo de la ciudad en el 2022, lo cual ya no podrá ser pues por mucho que se demore la notificación del Consejo de Estado a la Corporación, este político conservador ya no hará parte del Concejo en las que se estiman serán muy movidas sesiones de fin de año, o sea, de octubre y de noviembre.
En caso de aceptar, lo que no se pone en duda pues ha sido una de sus grandes aspiraciones de vida, y pese a su atractivo, pero muy técnico cargo como presidente regional de la Fiduciaria Central, la vacante en esa curul de Moncada será ocupada por el joven abogado conservador Lucas Cañas Jaramillo, de quien de una hay que anticipar que apoyará la gestión del alcalde Daniel Quintero, de quien es amigo o conocido personal en el pasado reciente y cuyo ingreso al Cabildo cayó muy bien en el Gobierno Municipal y ya ha habido contactos preliminares entre las partes.
Cañas, quien en la noche del pasado sábado fue papá del peludito bebé Isaac tras el parto de su esposa Yesica Lozano, ingresará de una a la por ahora disminuida coalición de gobierno del Concejo, que en un año y medio pasó de trece corporados a ocho.
Sin embargo, en los últimos días este bloque recuperó a uno de sus antiguos integrantes, el concejal del Partido de la U y de la cuerda del hábil senador Germán Hoyos, el muy callado, tipo búho, el “pastor” Luis Carlos Hernández Castro. Así las cosas, la coalición de apoyo al Gobierno de la ciudad está o estaría hoy compuesta por nueve concejales si es verdad todo lo que secretamente se escucha por Radio Pasillo de La Alpujarra.
Como una cosa es la coalición del Concejo y otra la de Gobierno, Panoramapolitico.co escuchó que se hacen intentos, esfuerzos y ofrecimientos para reintegrar en lo que más se pueda la coalición original del Concejo de trece cabildantes y todos conservar sus prebendas burocráticas dentro de la corporación. No es fácil, pero se está intentando.
La anterior maniobra hace parte del plan A, mientras que el plan B sería lograr un acuerdo de concejales gobiernistas con tres homólogos uribistas, que todo el mundo sabe quiénes son, lo que provocaría toda una hecatombe en el uribismo y contra ellos, por lo cual sería casi imposible pensar que se materialice, aunque la política es el arte de los impredecible y lo único cierto es lo que ya pasó.
Y por el otro lado de la moneda, no se conoce si el muy piloso concejal opositor de Los Paolos, Simón Molina, ha podido convencer a los cuatro comodines rebeldes: Luis Bernardo Vélez, Daniel Carvalho, Daniel Duque y Dora Saldarriaga, todos con tendencias antiuribistas, de armar un despelote descomunal y conformar una coalición de oposición al travieso alcalde Daniel. Algunos dicen que sí, pero no muestran la prueba reina que lo demuestre. O será que la tienen escondida hasta noviembre.
Ahora, en el caso que se logré mantener en lo posible la vieja coalición interna del Concejo, a quién de los concejales conservadores le correspondería la presidencia del Concejo para el 2022 ante el retiro obligado de John Jaime Moncada.
¿Será que esa dignidad la heredaría su sucesor Lucas Cañas? Buena pregunta. Este asunto no está fácil de resolver por ahora, pues algunos especulan que a un nuevo concejal no lo premiarían con semejante honor. O sería para el intrascendente concejal animalista conservador Juan Ramón Jiménez, que poco suena, lo que tampoco parece muy posible y menos para el demandado por doble militancia Carlos Zuluaga, toda vez que si la “dama de hierro” del Consejo de Estados, Rocío Araújo Oñate, sigue cortando cabezas, este concejal tampoco estaría en las muy movidas sesiones de este fin de año, en las que se supone ya actuaría como corporado Babinton Flórez, a quien tampoco premiarían como presidente del Cabildo por ser primíparo, ante lo cual la balanza se inclinaría a favor de Cañas, en caso que le cumplan los compromisos al Partido Conservador. Mejor dicho, todo un trilema. Qué enredo. Pero, además, Carlos Zuluaga, en el caso que salga del Cabildo, perdería o le respetarían la Secretaría General, que le tocaba para el 2022, aunque este apetitoso cargo se elige por un teledirigido o “dedodirigido” concurso en todas partes. Otra duda más.
Pero en el escenario que en el epílogo del 2021 la bancada conservadora del Cabildo esté integrada por Jiménez, Cañas y Flórez, los mal pensados elucubran que los dos últimos le harían el dos a uno a Jiménez y se repartirían la presidencia y la Secretaría General, en el caso que a los azules les respeten todos los compromisos para el 2022. No sobra advertir que detrás de Cañas y Flórez están los duchos congresistas Carlos Andrés Trujillo y Germán Blanco, quienes saben cómo evitar que los despojen de esos atractivos cargos.
Y a todos los dilemas anteriores se suma otro más y es si la nueva elección de contralor de Medellín se llevará a cabo este fin de año y por cuál coalición, para que ese funcionario de control fiscal asuma en enero o, por el contrario, se designe en las sesiones ordinarias de marzo del 2022 y actúe durante tres meses un contralor encargado, lo que no parece muy correcto o adecuado.
Esta nueva incertidumbre ha llevado a que se eleven consultas a la Contraloría General de la República sobre el camino a seguir, lo que tiene paralizadas las gestiones para la convocatoria pública de la que deberá salir la lista de elegibles para que los concejales, a su vez, elijan al nuevo fiscalizador de la ciudad.
Mucha picaresca, pero también muchas preguntas y vacilaciones.
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