18 Feb ¿El CD perdería curules de Cámara en Antioquia?
Una muy interesante, sensible y no fácil discusión, análisis, conjetura y pronósticos hemos venido escuchando y siguiendo en panoramapolitico.co por Nacho en torno a si el Centro Democrático, CD, en Antioquia conservará o perderá sus siete escaños en la Cámara de Representantes, logrados en el 2018 y producto de los altísimos 557.175 votos de su lista.
Curiosamente este debate electoral no sólo se origina en la cancha de los rivales uribistas paisas, sino dentro del mismo Centro Democrático regional, en el cual militantes también están polarizados en los estimativos, toda vez que hay férreos sustentadores que el uribismo volverá a ser muy fuerte en las urnas territoriales, pero igualmente hay otros que aceptan con mucho pesimismo que ese gran logro de las siete curules no se repetirá nuevamente y que se perderán escaños de Cámara en los comicios legislativos de marzo del 2022. En lo que, si hay coincidencia, es que no aumentarán.
La polémica se intensifica aún más cuando se llega entre las partes en discusión al punto concreto del número de curules que podrían esfumársele a este partido, que, en el 2014, en su debut partidista, eligió a cinco representantes por Antioquia y cuatro años después las aumentó a las vigentes siete, de los 17 escaños que le corresponde a esta región en la distribución territorial de ese cuerpo legislativo en el país. Para ello pasó de 350.000 sufragantes a los ya citados 557.000.
DE SIETE A CINCO
Los pesimistas o realistas, según cómo se les mire, vaticinan la pérdida de dos curules, aunque hay otros más drásticos que calculan que serían hasta cuatro. Pero en general las voces más mayoritarias hablan de dos. Es decir, el CD volvería a los niveles del 2014 cuando se estrenaron territorialmente como partido político y los uribistas triples A se marcharon corriendo del Partido de la U, del cual se apoderó el santismo.
Por el contrario, los que opinan que se conservarán las siete curules aducen que eso mismo llevan diciendo hace años los agoreros de las derrotas uribistas, pero que vuelve y gana, como hace dos años larguitos lo hizo para la Presidencia, a pesar de que todos los días lo atacan con todo. Lo distinto a lo que plantean los supuestos “enemigos” es que con ellos coinciden no pocos militantes del CD, que muy en silencio, top secret, la están viendo muy compleja o peluda a lo paisa en las urnas para el 2022.
TRES CAUSAS
Para justificar la rebaja en dos curules ellos exponen tres razones básicas, sin contar por ahora con la posible ya no más aspiraciones electorales del mismísimo Uribe Vélez, comandando al frente sus listas de candidatos, pues dicen que desde afuera no es lo mismo, aunque reconocen que es trabajador político de 24 horas, pero no excepto de equivocaciones.
La primera causa expuesta por los pronosticadores del achicamiento electoral en la Cámara Antioquia del CD, es la segunda derrota consecutiva de este partido en las elecciones de Gobernación y en la Alcaldía de Medellín, lo que le ha impedido ser gobierno y tener burocracia para poder impactar positivamente luego en los resultados electorales. En votos no aumentaron significativamente Andrés Guerra y Alfredo Ramos en comparación con los sufragios del mismo Guerra y Juan Carlos Vélez en el 2015.
El segundo factor que esgrimen es que el electorado pasará factura en las urnas a lo que ellos llaman pésimo trato del presidente Iván Duque con una adecuada representación de esta región en su equipo de gobierno nacional, que no se compadece con el contundente apoyo en votos que obtuvo entre los electores antioqueños, lo que ha desanimado a muchos uribistas de esta parte del país, que incluso como el diputado Guerra ya proponen aspirantes presidenciales por fuera de la órbita centralista o bogotana y sigue tomando muchísima fuerza opciones netamente desde las regiones.
Y el tercer parámetro que presentan como causa tiene que ver con la actitud de Álvaro Uribe de decirle a todo el mundo que le dé “mijito” como candidato, pero después los dejan tirados, escogen a los mismos de siempre, lo que origina no sólo molestias, sino migración hacia otros partidos. Enfatizan que en el uribismo de Antioquia ya no hay liderazgos nuevos, sino los mismos rostros de siempre y donde hay que dar mucho codo para abrirse paso.
Los defensores del poder electoral de Uribe y de su partido ripostan diciendo que todas esas razones son discutibles y recuerdan que Uribe nunca ha ganado la Alcaldía o la Gobernación, excepto cuando fue gobernador por allá en 1995 y apenas comenzaba sus rupturas con el viejo Partido Liberal y dejaba ver sus posturas de centro derecha, además de que nunca ha tenido burocracia regional.
No obstantes, admiten que, sí hay un desgaste, lo que para ellos es apenas normal, pero vuelven y enfatizan que Uribe es muy trabajador y tiene algo difícil de explicar, pero que es real.
LAS CINCO CURULES
El debate se sale de las explicaciones y la teoría, y se centra en cuáles tendencias, de las por lo menos quince en que esta fraccionado el uribismo paisa, sacarían las cinco curules de Cámara en el 2022.
En su orden mencionan como ampliamente favoritos a candidatos provenientes de los Paolos, a los uribismos de Rionegro y Bello que tienen gobiernos y al sector de Fabio Valencia. El quinto escaño lo disputarían Óscar Darío Pérez, quien ya le dijo a su gente que volverá a aspirar a la Cámara, pero no se sabe si encabezará la lista de su partido, lo que lo favoreció para sacar en el 2018 sus increíbles 85.000 votos, que nunca había tenido en su trayectoria como congresista, y Horacio Gallón que todo indica será el candidato de la línea luisperista dentro del CD antioqueño.
Las dos curules que se perderían serían las del liborino César Eugenio Martínez, cuyo equipo voló en mil pedazos, y la de Margarita Restrepo, quien no aspirará a la Cámara y no se le ve alguna herencia que la releve en esa curul.
Algunos le dan alguna posibilidad al abogado Hernán Darío Cadavid Márquez, quien anda muy cercano a Uribe ayudando en sus apuros judiciales, pero este profesional del Aburrá Norte no será el candidato del CD de Bello, pues, aunque no se conoce su nombre, se sabe que la primera condición es que tiene que ser bellanita.
Y como todo en política, estas elucubraciones tendrán como máximo juez, las temibles urnas y que no fallan.
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