03 Dic Es un día para orar y no festejar: médico Morales
El Día Panamericano del Médico no es hoy 3 de diciembre una jornada para celebraciones, sino de oración y de reflexión, exhortó el médico oncólogo, exconcejal y excongresista Jorge Morales Gil.
Por eso al hacer una profunda meditación sobre el papel del médico, este reconocido profesional de la salud consideró que no es un día para felicitaciones.
Por eso invitó a que se entienda que la vida es muy fugaz y que, por más preparación, más estudio y más tecnología, los seres humanos son totalmente impotentes ante un microbio, ante una molécula insignificante que es más poderosa que cualquier ejército, pero nunca más que una oración.
Morales Gil hizo ver en su llamado a reflexionar más que a festejar que inicialmente en Colombia los médicos eran objeto de felicitaciones y abrazos, lo que era muy hermoso sentirlo en el corazón y por una profesión que con tanto orgullo se profesa.
Pero, lamentó, que con el paso del tiempo los médicos se han vuelto una lacra para la sociedad. “Ya no podemos salir a la calle con el uniforme de médico porque nos estigmatizan o en un supermercado nos miran feo”, además que agregó que ya hoy no pagan lo que se merecen, los turnos son extenuantes, los tratan de asesinos, de desalmados porque ya no les importa la gente y que solo son parte de un negocio.
“El hoy famoso ministro nos puso en la picota pública diciendo que volvimos al covid un negocio, que estamos sobrefacturando”, arreció el conocido oncólogo.
Además, cuestionó que todas las ayudas que el sector de la salud pidió nunca llegaron, también que las ARL (administradora de riesgos laborales) parcialmente atendieron la protección de los médicos y tampoco se declaró al covid como una enfermedad profesional.
Criticó que las familias de los médicos quedaron abandonadas, pues muchos profesionales no han podido visitar o están alejados de sus hogares por el temor a contaminar a los hijos, padres o hermanos.
En su concepto se observa mucho populismo en gobernantes haciendo ferias e inaugurando alumbrados sin ningún tipo de seguridad contra el contagio.
Siguió reflexionando y llamando la atención que la vida es corta, que los colegas fallecidos son olvidados al otro día de haber sido sepultados, sus familias olvidadas, que no se paga con justicia, que los mensajes son aterradores solo diciendo que no hay vacunas, que se agotaron los medicamentos.
Ante ese duro y complejo panorama, insistió que es un día para considerar de verdad qué está pasando con los médicos, “es un día para dar gracias que aún seguimos vivos, para pedir por el derecho a la vida y por el trabajo digno que merecen los médicos, el personal de la salud, las enfermeras abnegadas, que, aunque no es su día, son parte vital para que el médico pueda sacar adelante y con éxito sus labores”.
Reiteró que hoy es un día para la oración, para un trabajo con unidad, para hacer ver que la medicina no puede ser un negocio, sino un servicio y un apostolado hacia las comunidades que tanto necesitan del sector salud.
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