“Comprando carro nuevo y con la nevera vacía”

El anterior y muy popular refrán, según varios observadores, le queda como anillo al dedo al registrador nacional del Estado Civil, Alexander Vega Rocha, por su reiterativa insistencia en que se adopte el voto electrónico en Colombia, cuando no hay plata para eso.

Las noticias que se han recibido de las Comisiones Económicas del Congreso de la República son que faltan doce billones de pesos para equilibrar el presupuesto de ingresos de la Nación con el de gastos, e inclusive se está pensando seriamente, por los lados del Ministerio de Hacienda, en vender el 12% restante de las acciones de Ecopetrol que todavía no se han colocado entre los particulares, una manera sutil y disimulada de privatizar despacito la principal empresa del Estado colombiano. La otra fórmula sería reducir el presupuesto de gastos en la misma proporción y las primeras víctimas serían el deporte y la recreación, el Icbf, la Unidad de Víctimas, los programas de inclusión social, el Departamento de la Prosperidad Social, entre otras instituciones.

Por eso, se escucha por Bogotá, que se ve tan curioso o mejor a contracorriente de la realidad fiscal del país, las noticias del Registrador Nacional, Vega Rocha, cuando anuncia que la próxima elección presidencial en Colombia se hará por el sistema de voto electrónico. Los entendidos en estos aspectos recuerdan que en las últimas elecciones presidenciales se instalaron en el país cerca de 96.000 mesas de votación en todo el territorio nacional, lo que implicaría el mismo número de computadores para reemplazar el voto en papel.

Ante ello los que saben de las carencias fiscales del país, casi exclaman que Eso es un proceso imposible. Primero por el costo de los equipos que se calcula en 5.000 dólares por cada una de las mesas, incluido el precio del equipo, el transporte, la nacionalización, el bodegaje y los seguros, y segundo, porque cambiar el sistema de votación en papel a uno electrónico implica un proceso de enseñanza y motivación a los cerca de los casi 37 millones de electores con que contará el país para las próximas elecciones presidenciales. Advierten que en Brasil esa tarea duró 15 años y sólo se pudo hacer escalonadamente a medida que la población se avenía con el cambio del papel a la máquina.

Pero hay otra contradicción entre los anuncios del Registrador Nacional y un artículo del proyecto de Código Electoral que se discute actualmente en el Congreso y es que el artículo 190 del documento expresamente derogaría las leyes 892 de 2004 y el artículo 39 de la ley 1475 de 2011 que convirtieron el voto electrónico de posible a obligatorio. Recuérdese que este proyecto fue elaborado conjuntamente por el Gobierno Nacional, la Registraduría, el CNE, la Procuraduría General de la Nación y la Sección Quinta del Consejo de Estado y ahora viene el Registrador Nacional a cambiar lo que todas estas entidades propusieron en una tarea que duró varios años que obviamente no fue fácil.

“Unas elecciones presidenciales con voto electrónico, en segunda vuelta, en donde los resultados de los escrutinios sean cabeza a cabeza, en un país polarizado como Colombia y los resultados dependan de lo que digan unos ingenieros electrónicos, es una invitación a la peor revuelta de la historia nacional”, le escuchamos a un especialista en temas electorales.

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