El primer cara a cara entre Petro y Rendón

Urabá y concretamente Apartadó fue el escenario o mejor epicentro para el primer round y cara a cara entre la izquierda en el poder presidencial y la derecha antioqueña al mando de su Gobernación.

Esa ciudad intermedia en el Caribe antioqueño fue el sitio para el primer encuentro entre Gustavo Petro y Andrés Julián Rendón.

No fue un contacto que pueda ayudar a exclamar que será optimista para las relaciones entre la Presidencia de la República y la Gobernación de Antioquia.

Primero que todo está presente en todas partes la muy poco cordial requisa o raqueteo del esquema de seguridad presidencial al mandatario seccional.

Rendón fue el primero que llegó a la tarima central del acto y estando allí solo se le arrimaron efectivos de la escolta presidencial y se vio como hasta su maletín fue abierto para revisar su contenido.

Fue un aburridor y molesto acto que muestra la falta de una adecuada estrategia de protocolo en las ceremonias oficiales, pero hay que advertir que el presidente Petro no se encontraba en la mesa central al momento de la embarrada de la requisa.

Lo que también fue muy frío fue el saludo entre ambos mandatarios, sobre todo el de Petro que le extendió la mano por un segundo a Rendón y luego siguió derecho a abrazar con fuerte afecto a personas seguramente del petrismo de la región.

En los comicios presidenciales del 2022, Petro triunfó electoralmente en Urabá, mientras que Rendón perdió allí en las elecciones para el ejecutivo regional con Luis Pérez.

Mientras que Petro lideró la mesa principal ubicado en todo el centro de ella, a Rendón no lo pusieron a su lado, sino en un extremo del entarimado.

Se veía con claridad que Rendón nunca estuvo cómodo en esa actividad de la Presidencia haciendo presencia física en el Caribe, en un periplo de varios días que comenzaron por Apartadó para seguir a los demás departamentos del Caribe.

Petro le dijo a Rendón que no lo conocía y que prácticamente nunca lo había visto, pero agregó que, pese a las diferencias y visiones distintas sobre Colombia, Antioquia y la política el proceder con mucha seriedad será buscar lugares comunes entre las partes.

En los discursos ambos gobernantes hicieron énfasis sobre temas de región que los separa. Rendón muy repetitivo volvió a solicitar al Gobierno Nacional la entrega de las vías 4G para su terminación, mientras que Petro enfrentó el asunto planteando a la audiencia, que lo aplaudió, que si era mejor el gran acueducto para Urabá o el Túnel del Toyo.

  

Entonces, por el hecho que fue un acontecimiento muy trascendental para Antioquia, vamos a reproducir el discurso completo de Petro porque entre líneas se ve claramente que es una postura frente a esta región, que hay que analizar con mucha rigurosidad.

Y también publicaremos la versión oficial noticiosa sobre la posición del Gobernador.

Estas fueron las palabras de Petro:

“Voy a tratar de no hablar tanto. Cuando hablo mucho tiemblan los medios de comunicación porque buena parte a veces desocupa, el auditorio, pero se trata de que los funcionarios del Gobierno responsables de campos de actividad que aquí se han puesto en debate y en propuesta por diferentes voceros de la comunidad, respondan a la comunidad con lo que hay y con lo que tiene que hacerse este año.

Para nadie es un secreto que lo que se haga este año determina si este Gobierno fracasó o este Gobierno triunfó en una tarea histórica, porque nosotros somos el primer Gobierno de la izquierda en la historia de Colombia. Esa responsabilidad es inmensa porque vamos a tratar, Gobernador (de Antioquia), nosotros no nos conocemos personalmente, creo que nunca nos habíamos visto solo recientemente después de las elecciones, entonces este no es un tema de antipatías personales o cosas de esas.

Aquí, lo que hay que hacer es manejarlo de la manera más seria, son dos visiones diferentes, de Colombia, de la política, pero también de la región. Y siendo diferentes -y ahora voy a tratar más bien de dedicar mi discurso al por qué son diferentes- de lo que se trata es de cuáles lugares comunes se pueden encontrar. De que, románticamente, y por efecto de no sé qué, ahora vamos a pensar todos lo mismo, porque los seres humanos no piensan igual, sino porque hay que lograr los lugares comunes, sobre todo, porque usted y yo tenemos una responsabilidad que el pueblo nos asignó al elegirnos.

Tenemos encima unos bultos, unas cargas y un tiempo en el cual tenemos que dar una serie de resultados que la ciudadanía quiere, tanto la que votó por usted como la que votó por mí, y eso implica ver —y aquí no es que lo logremos—, pero empieza el trabajo de dónde están los puntos comunes que pueden juntar al Gobierno de Antioquia con el Gobierno Nacional.

Voy a tratar, incluso con las intervenciones aquí dadas y con mi experiencia de campañas y de recorridos en la región y de lo leído, además, de expresar mi visión de lo que pasó aquí y de lo que pasa y los problemas.

Entonces tenemos que no son pocos y de un intento, ojalá eficaz, de solucionar no todos, porque obviamente ni está toda la plata ni todo el tiempo ni Colombia tiene esa capacidad de solucionar de inmediato todos sus problemas, pero yo creo que el objetivo de esta reunión es encontrar los aspectos fundamentales que podrían cambiar la vida en el territorio.

Cuando uno dice cambiar es porque está aceptando que hay cosas que no están bien. Y aquí en el Urabá sí que se puede decir con confianza esta palabra, hay cosas que no están bien, la historia de la cual ni usted ni yo somos responsables, pero es la historia que tenemos que reconocer, marca que este territorio fue usado por su calidad de tierra plana, fértil, su cantidad de agua y su cercanía al mar, condiciones que permiten, en cualquier lugar de la historia de la humanidad en el planeta, prosperar como civilización.

Que cómo prosperaron los chinos, que cómo los europeos, que cómo los gringos, ahora pues con muchas tierras planas y fértiles que permitían la alimentación de mucha gente, junto al mar, porque les permitía, además, el comercio de acuerdo a las tecnologías que había en cada época.

 

Nosotros tenemos eso aquí.

Yo vengo de una serranía de la misma Cordillera Central que se llama Ayapel: es Avive, San Jerónimo y Ayapel. Yo vengo de la de Ayapel. Cuando se acaba se vuelve costa, esa no es una diferencia puramente geográfica. Allá nos decimos costeños. Yo digo caribeños, es más general, y aquí hay un encuentro entre costeños, chocoanos que vienen de la historia del Chocó, y pues le dicen popularmente paisas, pero son gente de los Andes, del departamento de Antioquia, básicamente de Medellín, gente que viene a trabajar aquí y grandes capitales de Medellín, de El Poblado Medellín.

  

El origen del conflicto

Eso pudo ser el origen del conflicto y puede ser su solución, porque es un encuentro de culturas, incluso de etnias, de historia de Colombia en esta región, cómo se encontraron bien o se encontraron en choque, en mi opinión se encontraron en choque, el gran capital de El Poblado se convirtió en bananeros en el Urabá, usaron el territorio, la mayor parte de la tierra, por tanto del agua y el mar, y se convirtió en uno de los grandes, negocios y ramas productivas de Colombia, el banano y la exportación de banano.

¿Ese gran capital miró el territorio o lo usó? He ahí el punto donde yo creo que empieza la diferencia. ¿Vive en el territorio o vive en El Poblado? Cómo ve a la gente del territorio que llegó, mucha otra estaba, aquí porque había una atracción de trabajo de qué hacer, había prosperidad. Cómo la miraron: como una fuerza de trabajo a usar o como una gente que merece desarrollarse como seres humanos, cultural y económicamente ahí. Yo creo que ahí vienen las distancias que se han creado en las últimas décadas.

En mi opinión, el gran capital de El Poblado al llegar aquí y convertirse en bananero y usar el territorio no miró a la gente. La gente con sus necesidades, que son lógicas en los seres humanos, se organizó, exigió, quiso tener una vida mejor y ese choque terminó en un conflicto armado.

Hace mucho tiempo que ha variado en el tiempo, pues aquí hubo una presencia insurgente del Ejército Popular de Liberación, poderosa, eso afectó el empresariado bananero, llamémoslo ahora sí, que reaccionó paramilitarizándose, no todos, siempre habrá excepciones, pero más o menos fue así la historia.

El empresariado, un sector, decidió financiar el paramilitarismo, incluso algunos de ellos fueron paramilitares de acuerdo a las confesiones que hoy tenemos. El Estado en lugar de mediar y producir los espacios para pacificar el territorio y construir un pacto, ese Estado, esos Gobiernos, en esas épocas decidieron fue alianza aliarse con el paramilitarismo, que ya usaba este territorio para exportar cocaína.

Esto es lo que yo llamo el régimen de facto, y es la discusión que hoy he desatado con el proceso constituyente, este ya es un proceso constituyente, esta reunión. Ya hace parte del proceso constituyente y tenemos que partir entonces de lo que pasó no para enredarnos ahí, las heridas y en las venganzas, sino para trazar una salida.

 

El genocidio de la UPTuvimos entonces alrededor de ese conflicto que se volvió armado miles de muertos; cuando se habla del genocidio de la Unión Patriótica y hablan de 5.000 asesinatos, 3.000 de esos asesinatos fueron en el Urabá; cuando se habla del asesinato de los sindicalistas, la mayoría de los sindicalistas asesinados eran sindicalistas del banano en el Urabá, y el Urabá tiene una larga historia de masacres sobre comunidades, sobre la población civil, la más famosa de todas, pero no la única a escala mundial, es la de San José de Apartadó. Allí, solo en San José de Apartadó, una comunidad desarmada que proclamó el desarme como una política de la sociedad civil, asesinaron 400 personas.

Lo peor de esta historia es que el Estado, en vez de pacificar, de hacer un pacto de desarmar los espíritus, como se llama, y físicamente a las personas a través de la Brigada 17 -y por eso quería que el General estuviera aquí presente, obviamente él no es el responsable de eso- pero a través de la Brigada 17 provocó con el paramilitarismo un genocidio del pueblo de Urabá. No puedo, no voy a usar el tiempo para más, pero esta es la historia, de esto venimos, esa historia no se puede, borrar esa historia cada vez aparece con más fuerza tanto en las confesiones de los paramilitares en la Comisión de la Verdad, en los procesos judiciales, esa es la historia contemporánea del Urabá.

Sangre, muertos, asesinatos, heridos, desplazamiento, desalojo de la tierra fértil, etcétera, podría conducirnos de ahora en adelante a que nos siguiéramos matando entre nosotros.

Dice García Márquez en alguno de sus libros “los colombianos nos matamos por orgullo”. Y cuando uno va y mira las historias de la violencia local de Colombia, uno encuentra que desde por allá de los años 50 cuando estalló la violencia entre liberales y conservadores, las familias que quedaron enfrentadas; ahí en ese conflicto siguieron enfrentándose porque ya cuando los liberales y los conservadores no se mataban, a través de la insurgencia y el Estado y después del paramilitarismo y después lo que tenemos hoy que son las grandes bandas multicrimen, se sigue matando porque por generaciones los ciclos de venganza se fueron heredando y aún pareciera que fuera un tema de orgullo, de la sangre, seguir matando al heredero de una familia que en algún momento mató a otro, eso tenemos que pararlo y ese es el primer punto que yo creo debería ser común: parar el que en el conflicto social, nos estemos matando cuando lo que tenemos que sentarnos en una mesa y sean las que sean las dificultades en encontrar los acuerdos y las salidas.

 

Primer acuerdo

Esos acuerdos que yo propongo en el Urabá, tienen que ver aquí con construir la justicia social en este sitio. Eso implica, y lo propongo desde aquí, una primera responsabilidad de quienes están usando el territorio y quienes están sacando la mayor parte de la ganancia que se produce en el territorio, no sé si está alguno aquí presente que vive en El Poblado de Medellín

Yo creo que ahí debe tomarse una posición. Un artículo de prensa reciente saca un proceso judicial en donde muestra que ocho empresarios bananeros, no sé si será eso cierto, se articularon al proceso de financiar el genocidio del pueblo de Urabá. Yo no soy el que va a ser aquí el juez porque para eso hay otras instancias, la JEP, etcétera, lo que sí tengo que dirigir es un proceso que nos lleve hacia la reconciliación nacional y, por tanto, regional.

Ellos, aunque no están aquí físicamente, tienen que tomar una decisión: si el conflicto sobre el uso de la riqueza en el territorio nos va a llevar a matarnos entre nosotros, entre la gente de la región, o más bien construimos un pacífico camino que quizás sea beneficioso para todos, incluidos ellos.

Y profundizó. La riqueza de este territorio, y tenemos que ir entonces a lo fundamental de la región, se hace a partir de la tierra y el agua, o sea, la tierra fértil, agregaríamos el mar porque es importante llegar de aquí a Medellín, lo entiendo. Yo no estoy en contra el gran capital de El Poblado, es la lógica del capital, tiene que sacar o entrar las mercancías lo más rápidamente posible porque eso genera y aumenta la ganancia, se llama los tiempos de circulación del capital, acercando a Medellín al mar. Eso no es un pecado, esa es la ley del capitalismo. Pero ese es el interés del gran capital.

Ahora yo digo, juntemos a ese interés, que es el de ellos. El interés de desarrollar la población que vive en el Urabá cultural, económica y humanamente, porque entonces habría otras lógicas que hay que meter en la agenda política y de los Gobiernos.

Y entre eso qué tendríamos, si miramos no desde la perspectiva de lo que necesita un gran empresario de El Poblado para exportar su producción o para importar sus insumos, que es llevarlos a traerlos rápido, y entonces quiere él que la inversión pública de Colombia haga la vía que le permita hacer eso. Mi consejo hubiera sido, en vez de carretera que fuera ferrocarril, pero es una discusión ya un poco subsiguiente a la primera.

 

Pacto con el empresariado

¿Pero entonces qué pasa con los hospitales de la región? ¿Qué pasa con el sistema educativo del Urabá? ¿qué pasa con el agua potable del Urabá? y no me extiendo más porque sería interminable, porque cuando uno habla del agua potable, de la salud, ya está hablando de las condiciones básicas para poder vivir aquí con dignidad. O sea, si uno no tiene agua potable aquí o en cualquier lado, pues no vive, y si la salud es desastrosa, pues cualquier resfriado lo mata a uno.

Entonces yo lo que digo es al empresariado del banano: hagamos un pacto regional, no estoy diciendo que se vuelvan petristas ni nada de eso, nunca se van a volver petristas, lo que yo estoy diciendo es en la diferencia hagamos un pacto, el punto común para que tanto ellos con tranquilidad puedan desarrollar su actividad lejos de cualquier actividad ilegal -esa es la primera condición- y la población de aquí, variopinta, porque venimos o vienen de varios lugares culturales del Colombia, pueda vivir con dignidad aquí.

Esas dos cosas no son antagónicas, en el mundo se ha solucionado y aquí podemos solucionarlo. Qué pacto le propongo al empresariado bananero: cuando se habla cómo van las obras por impuesto, pues es la plata de la Nación, solo que uno deja al empresario que haga la obra porque se teme, y hasta razón hay, de que en manos del Gobierno se pierde o la obra se hace tarde o mal, pero ese no es el punto no es la plata de la nación.

Son las utilidades del banano, una parte de la utilidad que se genera en esta región es por el trabajo de la gente. La riqueza de la región, en términos naturales, la tierra y el mar. Una devolución, una indemnización si se quiere, de eso que sucedió en el pasado que fue apostarle a la muerte y a la masacre de la población. ¿Cómo se indemniza? Indemnización no para humillarnos o ellos o nosotros, no. Es para pasar la página de una historia que de todas maneras no se va a olvidar nunca, y construir una nueva página en donde todos y todas ganen, ese es el asunto una indemnización para la reconciliación definitiva.

 

Pacto por el agua

¿Cómo? Pues yo digo que hay dos grandes temas. El agua potable, porque el banano no usa el agua, lo que está exportando la región a través del banano y que genera una gran cantidad de ganancias privada, es el agua en el banano, va el agua, la planta del banano ha usado el agua.

Una pregunta que le hice a la Ministra de Vivienda fue: hay un conflicto por el uso del agua de tal magnitud que se ha priorizado usar el agua para el banano y no para los seres humanos que habitan el Urabá.

Porque tanto el Gobierno antioqueño y nacional, pero sobre todo el empresariado bananero que ha usado el agua de la región durante décadas y le ha permitido ganancias, pues debería haber una entrega al territorio del agua potable para todos los municipios del Urabá.

La Ministra me dice que el acueducto regional, si pensamos que sea regional porque puede haber acueductos municipales como la mayor parte del país si hay fuente del agua en el municipio, pues se puede hacer acueductos municipales, pero si hay dificultades entonces hay que mirar más ampliamente en el territorio, pero el acueducto regional del Urabá vale un billón de pesos, un billón.

Uno podría decir cuánto vale el Túnel del Toyo, $5 billones, cuánto vale entonces el agua potable en el Urabá, $1 billón. ¿Qué priorizamos? Por mencionar las obras que yo he dicho públicamente, puedo ubicar en Bogotá donde fui alcalde, y también cierto cuánto le vale a la nación unir el norte de Bogotá con el norte de La Sabana de Bogotá. Resulta que de vale billones.

Cuando uno hace la cuenta son billones, no son cinco, son cuatro, son tres, y cuando uno hace la cuenta en la historia reciente, diez últimos años, 15 últimos años, pues en ese pedazo de territorio se invirtieron $15 billones y en el otro $10 billones o algo similar, y en esos dos territorios vive y tiene sus bienes la clase más pudiente de Colombia, pero es con el dinero público, hay un enriquecimiento con el dinero público. Entonces qué es lo que yo propongo: no que no vamos a hacer el túnel del Toyo, nosotros vamos a hacer el túnel del Toyo.

Pero lo que yo propongo es que miremos esto desde una óptica diferente, o sea que pongamos el prisma no solamente las necesidades del gran capital, llámese bogotano, llámese de El Poblado, azucareros si estuviéramos en el Valle, y pongamos como primera prioridad precisamente en una región que ha sufrido un genocidio el desarrollo humano de la población del territorio.

 

El acueducto regional, una prioridad

Esas dos cosas no son contradictorias, pero el dinero es escaso y entonces nos toca priorizar, si el empresariado bananero que durante décadas ha obtenido una serie de ganancias por usar la tierra fértil y el agua de este territorio, y la población a través de la fuerza de trabajo, hoy nos retribuye a la región. A nosotros ese esfuerzo en términos de cofinanciar parte de sus utilidades con el presupuesto nacional, obviamente y con lo que pueda aportar el departamento de Antioquia, la construcción del acueducto regional o los acueductos municipales, estamos cambiando de manera fundamental en territorio y estamos construyendo las bases de la reconciliación.

 

Salud, otra prioridad

El segundo tema es la salud, ese lo cogemos como responsabilidad nacional, porque nosotros hemos propuesto una reforma a la salud. Pero esa reforma la salud en concreto en este territorio, qué significa: si nosotros aplicamos la reforma a la salud que proponemos en el Urabá qué significa que los hospitales de la región suben de nivel.

Tenemos una inversión de cerca de 60.000 millones de pesos para los hospitales este año, que hay que mantener de tal manera que la red hospitalaria más los puestos de salud que cubran todo el territorio con equipos médicos, enfermeras que visiten cada hogar así estén muy lejos en la vereda, en la región del Urabá. Esa inversión es por $120.000 millones para este año de la Nación.

Eso significa centenares de médicos y enfermeras atendiendo la salud de la casa del campesinado, de la población urbana permanentemente controlados, porque si no perdemos la plata, y alrededor de cada hospital en la región que va a irse volviendo cada vez más complejo en la cantidad de servicios y complejidad de servicios, que ofrece. Esa es responsabilidad exclusiva de la Nación y aquí ya está financiada para el primer año. Lo de Apartadó se lleva la mayor parte de la tajada.

La Ministra ya tendrá la oportunidad de hablar, ese billón de pesos no lo tenemos si el empresariado bananero no nos ayuda. Y esta ya es una de las tesis del poder constituyente que vamos a proponer porque es que la principal inversión en Colombia, ya hablando de todo el país debe ser el agua potable, y hoy son las carreteras 4G. Sin agua no nos sirven para nada la carretera.

Entonces nosotros tenemos la prioridad de las inversiones, eso no ha sido posible porque hay leyes, candados, normas, que lo impiden porque alrededor de las 4G y negocios de gente muy poderosa y entonces no nos permiten que el flujo del dinero público vaya algo que me parece esencial, y es que todo ciudadano y ciudadana de Colombia tenga agua potable.

Así la tasa de mortalidad infantil se desploma porque los niños y niñas están muriendo más que en cualquier país de la OCDE en Colombia, es porque descuidamos el agua potable. Voy a decir Gobernador, la oligarquía colombiana no le interesó ni jota en el medio siglo un siglo que ha gobernado el agua potable en este país.

 

Misión por el agua

Entonces lo que propongo al empresariado bananero es una misión del capital privado, del dinero público nacional y regional, para afrontar la solución del agua potable en el territorio de Urabá. Nosotros nos encargamos de la salud y tendríamos las dos condiciones básicas de la vida, no las únicas, pero las básicas, sin esas, vivir es casi imposible para toda la ciudadanía del Urabá. Ahora viene otro tema, cuando uno tiene las condiciones de la vida, lo segundo que finalmente eso no se puede sostener si no hay riqueza, si no hay producción.

La producción del Urabá sabemos es mayoritariamente bananera, pertenece, los dedos de la mano quedan grandes en número de los propietarios de esa banana, sus ganancias, se van o al mundo o a Medellín, no se quedan acá, y el resto de la gente de que vive.

Entonces lo que yo propongo, porque yo en campaña que vine y dije la reforma agraria, en ese momento decían, no que va a expropiar: yo no he apropiado una sola persona ni cuando fui alcalde y ahora y en cambio sí tengo que decir que paralelamente les quitaron la tierra a millones de campesinos en Colombia.

 

Reforma agraria

Entonces lo que yo propongo es con el empresariado bananero y con las organizaciones campesinas y de víctimas, tracemos una línea en donde qué porción sobre todo de tierra fértil hoy en estado improductivo, no productivo sino improductivo, podemos usar: el Gobierno Nacional la compra para repartírsela a las campesinas y a los campesinos del Urabá. A eso le llamamos reforma, agraria tiene dos capítulos este acto voluntario.

Ahí quiero hacer un paréntesis: ¿por qué los alcaldes sí pueden hacer obligatoria la venta para hacer una troncal de buses, y no puede haber una obligación de vender tierra para entregárselo a los a las campesinas si es para producir alimentos?

Pero aun aceptando que esto sería difícil, para qué tenemos un poco de hectáreas, si yo me voy de aquí a mi tierra, hacia Córdoba, si paso las plantaciones del banano y empiezo a ver unas haciendas grandísimas con unas cuantas vacas, porque eso no puede producir, por qué no podemos hacer que eso la vendan al precio comercial y se reparten el campesinado para sembrar la yuca, plátano, cacao,

Yo lo que digo es con el empresariado bananero al que no le vamos a tocar sus tierras que producen banano hagamos un acuerdo donde digamos partamos por acá, y ayudamos a que los poseedores de la otra tierra la vendan porque no son muy productivos, y podamos hacer una economía campesina también en Urabá, generando incluso una salida al monocultivo porque eso es importante ambientalmente, y aprovechando el mismo puerto que queremos financiar desde la Nación, ojalá porque usted ya son megaproyecto si el pueblo del Darién, Chocó.

 

Canal o línea férrea

Yo he pedido que se haga una consulta, unas elecciones, es una comunidad indígena y afro, y vote si quiere que en su territorio pase el canal o la línea férrea interoceánica que junte Cupica con un puerto que puede llegar a Urabá chocoano o al Urabá antioqueño que está muy cerca. Si la comunidad no quiere por razones ambientales, porque ahí hay una selva del Darién, eso tendría que hacerse unas condiciones que afectará lo mínimo posible la selva, pero si la comunidad indígena y negra no quiere, pues no se hace.

Entonces la consulta es imprescindible hacerla ahora, cualquier cantidad de multinacionales expertas en trenes quiere hacer el proyecto, y él desde el punto de vista exclusivamente económico habría un cambio en el Chocó y habría un cambio en el Urabá, porque es traer el mundo a esta región con sus más y con sus menos. Pero el proceso económico se ampliaría sustancialmente.

Ahora lo que yo estaba hablando es tracemos una línea para que el puerto, independientemente si hay interoceánico o no, debe haber puerto, sea usado por el gran capital de El Poblado y sea usado por la economía popular del Urabá al mismo tiempo. Eso es fácil, digamos, pero que eso sea un pacto o un acuerdo: el agua potable, la reforma agraria y el puerto para la convivencia y la reconciliación.

 

Perdón e indemnización

Yo quería, coronel, usted está al frente de la Brigada 17, hoy bajo mis órdenes. Esa es la paradoja de la historia. La Brigada 17 antaño jugó un papel desastroso confesado ya, pero jugó un papel desastroso porque el lugar de haber sido el instrumento del Estado para construir la paz en el territorio, pues ayudó fue a acrecentar la violencia. Y yo creo que es el momento de que el gobierno nacional y la Brigada 17 organicen un acto en San José Apartadó, si la comunidad quiere, de perdón y de indemnización.

Una de las indemnizaciones, que es fundamental, es que toda la red de caminos vecinales que fue destruido en el territorio, la comunidad de San José, sea restituida por este Gobierno.

Que el Ministerio de Cultura resignifique los lugares de masacres y ahí se hagan de forma escultórica, pictóricas, una estética hermosa alrededor que le diga las generaciones de niños y niñas hacia adelante, ‘miren aquí, esto pasó no lo olviden para no repetirlo’. Entonces le pediría a usted y ojalá pudiéramos hacer ese evento en San José Apartadó, cuando ustedes digan de la manera más rápida posible.

Ese pacto debe traer entonces una región en corto plazo, no dentro de un siglo, un Urabá en donde florezcan varias economías, no solo la del banano. Sino también la economía popular, agraria y agroindustrial pueda florecer, un sistema de agua potable de calidad para la gente, un sistema de salud y ahora q un sistema educativo que permita que niñez y juventud no escoja las armas, sino que escoja el libro, porque el libro termina siendo más rentable para la vida de un hombre o de una mujer que el fusil y matar al hermano y al hermano. Hoy la violencia del Urabá ya pasa por otros ejes que no son los que he mencionado aquí, en el pasado la guerra insurgente terminó.

 

Pacto con el ‘clan del Golfo’

La idea de hacer una revolución armada reemplazando al Estado que había por muy injusto que fuera por otro más justo no va más, terminó yo diría que el término de esta guerra fue la Constitución del 91, pero eso puede tener discusiones después vino otra guerra que es básicamente que la Constitución del 91 no se aplicó, y se aplicó fue un régimen de facto, de poderes mafiosos controlando el territorio, y pasamos a un genocidio. Bogotá no fue víctima de eso, pero Urabá sí. Esa violencia yo creo que pasa una tercera fase. En la que aquí en este territorio en concreto tiene que ver el ‘clan del Golfo’ o como se quiera llamar, dizque ‘Gaitanistas’, si Gaitán era un revolucionario.

Gaitán no era un traqueto. Y ahí hay mucha distancia entre traquetear y ser un gaitanista, un gaitanista es un hombre al servicio del pueblo, de los pobres, de los necesitados, un hombre que quiere cambiar la política para que el pueblo tenga el poder. Los nombres hoy es lo de menos el ‘clan de Golfo’ tiene una influencia política social y territorial en la región y en otras incluso en la que de la que yo vengo. ¿Qué hacemos con el ¿clan del Golfo’.

Aquí alguien propuso que se haga un cese al fuego, pues tenemos la experiencia de lo que llaman el ‘Estado Mayor Central’ del Cauca. Mi experiencia personal como Presidente de Colombia frente a una organización que hizo un cese al fuego con el Gobierno, yo dije, me encontré con guerrilleros revolucionarios.

Pues puede que haya, no voy a decir que no, jóvenes ahí que genuinamente lo que quieran es hacer lo que, en la primera fase, que ya se acabó en el 91, se quiso hacer una revolución armada. Pero en general lo que yo he visto ahí es gente que se viste de guerrillera, que no ataca al Ejército, sino pone unas bombas a la Policía y lo que quieren realidad es controlar un territorio para vender cocaína o para vender oro ilícito y con la cocaína compró fusiles, pagan combatientes muy jóvenes que necesitan porque no hay oportunidades en la región, y sigue la guerra. Y entonces terminan haciendo algo como ayer o antes de ayer: una líder indígena de nuestras raíces, de nuestros ancestros, cogen una descendiente indígena mayor, mujer desarmada, y la matan con un fusil y ¿eso es revolucionario?

O sea, la matan porque no les gusta que los indígenas controlen un territorio que ellos quieren controlar por una sola razón: construir las rutas para exportar cocaína, y entonces se puede hacer un cese al fuego en donde se le dice al Estado a través de sus Fuerzas Armadas, no disparen quédense quietos, no ataquen porque es ese al fuego, pero los otros entonces duplican el traqueteo, triplican las bodegas de cocaína para volverlas plata para comprar más fusiles y para reclutar más menores, ese no es el negocio, el que haga eso es un pendejo.

A mí no me gusta hablar de la guerra, porque yo la abandoné hace 35 años. Y porque yo le aposté a una lucha, por eso pareciera a veces muy difícil porque este país salga por las vías de la paz. La Paz es más democracia y más justicia social, no hay otra vía es el pueblo, el sujeto de la paz, y el objeto de la paz.

Entonces la experiencia con el ‘Estado Mayor Central’ yo no sé cómo pensará alguien que dice no es que yo soy heredero la insurgencia armada cuando acaba de matar una indígena, desarmada. Eso es una contradicción, esa persona mentalmente está absolutamente enredado y debería decirse la verdad: yo no soy un guerrillero, yo soy un traqueto’.

Bueno, y como traqueto, entonces compórtese y negociamos, y entonces vengo y recojo su idea en borrador: ‘clan del Golfo’ quiere sentarse con el Gobierno Nacional a hablar, vamos a hablar de paz. Entonces yo pongo unas condiciones dadas la experiencia porque al perro no lo….

Primero tienen que pensar antes que sentarse con el Gobierno. Yo no digo que no, yo le he pedido la nueva Fiscal General de la Nación que hablemos de acogimiento colectivo a la justicia, es decir que ya no individuos, sino organizaciones colectivas puedan negociar unas condiciones políticas para su región.

Una negociación jurídica, y esa no es conmigo, esta es con la Fiscalía General de la Nación, la fiscal tiene la propuesta y allá todavía no se ha posesionado, luego ya veremos qué piensa.

Esto ha sido atacado desde Néstor Humberto Martínez, yo quiero que exista, pero previamente esa organización tiene que tener muy claro, muy claro, que no se entra a negociar con el Gobierno para duplicar el narcotráfico sino para acabarlo.

O sea, tiene que pensar que se negociaría, llamémoslo así, jurídicamente, qué caminos podría abrir la justicia colombiana y el Gobierno, de tal manera que ese tipo de organización dejará de ser delictiva.

Bueno, ¿están dispuestos a dejar los negocios ilícitos, el de los migrantes, el de la extorsión, el del traqueteo? Hablamos si están dispuestos, pero no para vernos cara de bobos para hablar seriamente de eso, porque a mí me interesa más, la verdad, la justicia alrededor de la verdad para que la verdad restaure y para que a partir de ahí nos reconciliamos todos y todas, que vengarme o que tirar bombas o dejar que las economías ilícitas aumenten llevándonos más y más a la violencia, claro que me interesa.

El que tiene el balón en la cancha es el ‘clan’. Se atreve o no se atreve, si no se atreve guerreamos porque la decisión es destruir el ‘clan’, si se atreven abrimos las mesas de la negociación, pero ese atreverse es atreverse a salir de la economía, ilícita y la ilegalidad y meterse en este desafío que es difícil en que estamos hoy aquí, que es transformar este territorio en una región próspera en donde el ser humano que es de aquí pueda desarrollarse humana, cultural, económicamente, que sea una región donde se pueda vivir con dignidad.

Bueno, dejo ahí, ya me extendí. Voy a dirigir un poco a esto. Necesito paciencia, porque muchos de mis funcionarios no están acostumbrados a hablar en público, entonces a mí me gustaría que algunos, de acuerdo a los temas que han sido aquí puestos en consideración respondieran”

  

La posición del Gobernador

En un encuentro que tuvo con el presidente de la República, Gustavo Petro, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián, pidió al Jefe de Estado que le entregue las vías de Cuarta Generación a Antioquia para que se pueda concluir esta infraestructura, vital para el desarrollo de la subregión de Urabá, de Antioquia y de todo Colombia.

“Estas vías le pertenecen a todo un país. Si el Gobierno dentro de sus prioridades no considera invertir en ellas para su pronta culminación o no tiene los recursos, le pedimos que nos entreguen la administración de las mismas, porque cada día que pasa, es una oportunidad que se pierde esta región de conectarse con el país y con el mundo. Nosotros en Antioquia encontraremos la manera de terminarlas para el goce y disfrute de todos. Trabajemos en coordinación, cada quien, desde sus funciones y alcances, finalmente el único propósito es transformar la vida de la gente y que este bello territorio se transforme”, dijo el gobernador Andrés Julián.

De igual forma, le solicitó al presidente Petro suspender el cese al fuego con el ELN, debido a las acciones ilegales que continúa cometiendo este grupo ilegal: “Con todo respeto le pido al señor Presidente considerar el cese al fuego con el Estado Mayor Central y el ELN en Antioquia. Lo hemos visto en regiones como la del Nordeste de Antioquia, unos posando de insurgentes, otros de contrainsurgentes, pero todos detrás del botín del narcotráfico y de las rentas, como la extorsión”.

El gobernador pidió al mandatario de los colombianos la sede de los Juegos Nacionales y Paranacionales, del año 2027.

“Esta región es una cantera maravillosa. Y tenemos un sueño, Presidente: que Urabá albergue los próximos Juegos Nacionales. Le pido, señor Presidente, que nos apoye para que esta tierra de gran potencial para el deporte, donde niños y jóvenes sueñan con llenar de gloria al país, sea la próxima sede de los Juegos Nacionales”.

Desde Urabá, el gobernador de Antioquia también destacó estrategias como la autonomía económica de las mujeres, la lucha contra el hambre y explicó que la Gobernación de Antioquia adelanta la estructuración para realizar una actualización catastral: el ente territorial está dispuesto a aportar 70% de estos recursos y se espera que la Nación aporte el 30% restante. En esta subregión dicha actualización tiene un costo de 50 mil millones de pesos, 36 mil millones de los cuales pueden ser aportados por la Gobernación. “Los gobiernos pasan, pero los territorios y su gente se quedan, y eso no lo podemos perder de vista. Así lo ha ratificado la historia”, finalizó el mandatario.

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