Las mil obras para la Medellín futuro

Desde 2020 la ciudad asumió con responsabilidad las medidas por el covid-19, y ha sido ejemplo en la reactivación económica, crece como destino turístico y los que desde antes de la pandemia no venían lo dicen hoy con admiración: “¡Medellín no se detiene, tiene muchas cosas nuevas!”.

Con los Centros Valle del Software, los intercambios viales que se preparan para la llegada del metro de la 80, los mantenimientos en sedes deportivas y educativas, la pavimentación en malla vial, los nuevos parques y jardines infantiles para la primera infancia, son algunas obras que ya disfruta la ciudadanía y que tienen la marca de la Medellín futuro que se hace realidad

En las 16 comunas y 5 corregimientos las obras son visitadas, usadas, comentadas y admiradas. Cada una responde a una necesidad (algunas sentidas hace décadas, sin respuesta) y que ayudan a consolidar centralidades que vuelven más eficiente la ciudad, la conectividad y las condiciones de seguridad en todo sentido. Hay obras pequeñas en dimensión pero que solucionan grandes problemas como las conexiones barriales, mejoras en equipamientos comunitarios, muchas otras priorizadas por presupuesto participativo y que provocan, al lado de las grandes obras, que la sensación de vivir en Medellín despierte orgullo, y en lo barrial se viva lo cotidiano con dignidad.

Mil obras, en mil días de un gobierno diferente, que en puso a funcionar la central Hidroeléctrica Hidroituango, la gran obra emblemática de una era. Un sueño centenario que casi se va al traste por la irresponsabilidad de unos pocos que, por evadir su responsabilidad, querían acabar con el patrimonio financiero -la inversión en la hidroeléctrica- e institucional -la empresa EPM- como patrimonio de todos los antioqueños.

El alcalde Daniel Quintero recuperó la obra y la puso a generar energía; es una obligación que muy pocos mandatarios cumplen: la gente de Medellín le aporta a la ciudad, pagan sus impuestos a tiempo y muchas veces de manera anticipada, demostrando una confianza en la ciudad, por eso sus gobernantes tienen que responder a la altura del compromiso de sus habitantes. Eso se hace con obras.

Cada obra es un símbolo, todas ellas son puntos de encuentro entre la diversidad de pensamiento, creencias y prácticas que tiene la ciudad. Toda obra es una inversión en civilidad y tolerancia, una apuesta de futuro. Cuidar cada obra es cuidarnos a todos. Y en 13 meses que le faltan a este gobierno distrital llegarán más obras, más oportunidades, más Medellín Futuro.

¡Ahora, las obras sí se ven!

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