Se anticipó la batalla por el poder en Medellín

Ingresamos a octubre de 2022 en medio de muchas emociones y ruidos políticos y en este mes estaremos a un año de las elecciones territoriales y a solo ocho meses del proceso de inscripción de candidaturas a esos mismos comicios.

Y pese a ese aun largo lapso, en el caso de Medellín se puede afirmar con toda tranquilidad que la campaña o mejor la batalla por la Alcaldía de la ciudad distrital se adelantó o se anticipó más de la cuenta si nos atenemos a los movimientos muy interesantes y dinámicos que se presentaron en la última semana septembrina y sobre todo por lo ocurrido en la mañana sabatina del primero de octubre durante la instalación de las sesiones regulares del Concejo distrital, lo que volvió a ratificar la fractura en que está la sociedad y el electorado de Medellín, lo que convertirá a la campaña política en un campo de batalla con dos flancos o rivales cada vez más distanciados y punzantes. Por un lado, el quinterismo en el poder y por el otro sus más acérrimos contrarios el fiquismo, el uribismo y los ricos del GEA con ganas de arrebatarlo.

El bochinche, la calentura, el agite, las tensiones, las rechiflas, las referencias o acusaciones personales, los calificativos que se esgrimieron y vivieron este sábado en el Cabildo es un presagio del tono en que se desenvolverá y desarrollará las hostilidades por la conducción de la ciudad en el 2024.

El alcalde Daniel Quintero Calle no cambió su estilo desafiante y directo y no solo anunció que volverá a radicar el proyecto, ya antes negado, de convertir al Aeropuerto Olaya Herrera en una empresa Industrial y Comercial, sino que llamó suicidas a los concejales que en tres oportunidades han impedido la aprobación del proyecto de la venta de las acciones de UNE, empresa que sigue perdiendo millones de pesos y está afectando el monto de las transferencias de EPM al distrito de Medellín y todo en favor de un privado como es Millicom.

El mandatario con diversos argumentos agitó este hirviente asunto, que según él pone en peligro para la ciudad tres billones de pesos en caso que no se venda UNE, lo que para algunos de la oposición fue negado el pasado jueves por la decisión del Alcalde de pedir ese mismo día la renuncia de todo su gabinete, pero retando al Centro Democrático, lo que también para los antiquinteristas era otra clara intervención en política, que debería ser investigada por la Procuraduría.

La intervención del alcalde tuvo el derecho a la réplica de la oposición que estuvo a cargo del concejal Alfredo Ramos, quien sorprendió a todo el mundo porque no se refirió a la cacareada venta de UNE, sino que la emprendió contra el alcalde Quintero, mediante la formulación de siete muy fuertes preguntas sobre la vida personal, privada y pública del mandatario.

El concejal del CD puso en tela de juicio el patrimonio personal del alcalde, también cómo hacía para pagar su costosa casa de acuerdo con el salario que recibía como alcalde y dejó otras dudas sobre la honorabilidad del mandatario hasta preguntar qué piensa un alcalde de dirigir una ciudad totalmente fracturada por él mismo.

El ataque frontal de Ramos a Quintero, que revivió la campaña electoral del 2019 cuando ocuparon el primer y segundo puesto en votación, originó una ruidosa reacción de las barras que ocuparon las tribunas del salón de plenarias que en todo momento rechiflaron a Ramos y lo descalificaron con duras arengas, lo que obligó a la mediación en varias oportunidades del presidente del Concejo, Lucas Cañas, tratando de imponer orden, mientras que el alcalde escuchó presente todos los cuestionamientos en su contra, que según Cañas, se estaban convirtiendo en señalamientos personales que Ramos terminó de expresarlos.

Esa situación vivida este sábado en la plenaria del Concejo, es fiel reflejo del alterado panorama político que registra Medellín y que será también el tono en que se afrontará la campaña para las elecciones dentro de un año y que ya se adelantó en la ciudad, precisamente por la pugnacidad que se vive entre dos polos.

Pero también el anticipo de la dura batalla por Medellín lo comprueban o confirman varios de los hechos que ocurrieron en el transcurso de la semana de cierre del mes de septiembre.

El principal de ellos la renuncia de todo el equipo directivo del gobierno distrital y que seguramente dejará por fuera para hacer política electoral a varios alfiles quinteristas en busca de intentar mantener la alcaldía como son Juan Carlos Upegui, primo de la esposa de Quintero, Alejandro Arias y Jennifer Andree Uribe Montoya,que se sumarían a Juan Pablo Ramírez, mientras que los planes de los Independientes con Esteban Restrepo es competir por la Gobernación de Antioquia.

Pero por el lado de la oposición creen firmemente que ninguno de los renunciados tiene la polenta necesaria para ser candidato del quinterismo a la alcaldía de Medellín y están casi seguros que la aspiración la encarnará el exconcejal y exuribista Albert Corredor, quien tendría el músculo financiero y de votantes para llegar hasta la final en octubre del 2023.

Entre tanto, por el fiquismo sigue muy posicionada la opción a la alcaldía de Medellín del también exconcejal Simón Molina, quien ha liderado la más fuerte campaña de oposición al alcalde Quintero, y contaría con el guiño del excandidato presidencial Federico Gutiérrez.

Precisamente Gutiérrez puso a más de uno a cavilar o a dudar si será o no aspirante territorial el año entrante, debido a su favoritismo, por el trino que publicó sobre que emprenderá una gira nacional para apoyar candidatos a alcaldías y a gobernaciones, lo que fue entendido en que se concentraría a organizar una estructura política en todo el país que fue lo que precisamente le falló en su primera experiencia este año como aspirante presidencial. Sin embargo, hay fiquistas que aún no descartan que sería candidato a la Alcaldía si estaría en peligro la victoria sobre el quinterismo.

Otro que tuvo alguna resonancia política esta semana fue el exalcalde encargado de Medellín, durante la sanción disciplinaria de más de 40 días a Quintero, el exconsejero de Paz, Juan Camilo Restrepo Gómez, quien se marginó del Partido Conservador por su apoyo al petrismo y al quinterismo en Medellín, con lo cual quedó sin ataduras partidistas para acercarse a las huestes de Federico Gutiérrez y participar en una eventual consulta o primarias internas entre aspirantes que pretenden desbancar al quinterismo y saben que tienen que actuar con unidad o de lo contrario se llevarán otra derrota o desagradable sorpresa.

Y se fue septiembre y llegó octubre con un interesante debate que dejó la presentación del libro en torno a algunas precisiones sobre el proyecto de Código Electoral del exmagistrado del CNE, Guillermo Mejía, quien opina que el transfuguismo y la democratización interna de los partidos no alcanzaría a aplicarse para las elecciones del 2023, mientras que el decano de Derecho de Unaula, Ramón Elejalde y otros consideran que sí y lo justifican diciendo que se trata de una acto legislativo que entraría a regir inmediatamente sea aprobado en el Congreso y como norma superior está por encima de las limitaciones que pondría el calendario electoral que se debe expedir este mes, un año antes de la elecciones regionales y locales.

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