La universidad atrapada por el pasado

OPINION 

Por Luis Pérez Gutiérrez

La Universidad está atrapada por el pasado. Se le ve agotada para liderar en los nuevos tiempos. El país solo le debe respeto y amor a la universidad. Después de deslumbrar, y ser dueña del conocimiento, ya no lo es. Ya existe más tecnología, conocimiento, e innovación en la cultura callejera, que en la universidad. La universidad parece fosilizada.

El silencio de la universidad es escalofriante, no conversa con la sociedad, Se le ve ausente, sin sintonía con el país. Y se ve distraída en tareas que no son de su esencia. El mundo va tan rápido que vivimos “siglos de 5 años”; los de la universidad, siguen siendo de 100 años.

Los jóvenes ven la Universidad decadente y vienen perdiendo interés en la Universidad; el 30% de las solicitudes ha disminuido. Las nuevas realidades de la IA y las tecnologías, lleva a los jóvenes a desear espacios en el mercado laboral en menor tiempo; aspiran a trabajar en lo que mueve al planeta; quieren flexibilidad al estudiar y al trabajar; son ciudadanos del mundo.

Estudiantes que van a la Universidad se sienten engañados, porque luego de muchos años de estudio, no encuentran empleos generosos, como si lo encuentran, otros, con menos tiempo en educación. Hoy para los jóvenes, el mercado educativo mundial ofrece cientos de oficios digitales cortos, más divertidos, mejor pagados, más flexibles para ejercerlos, y sin vacancias.  Y la universidad indiferente a ese llamado de la juventud. La Universidad debe desvincularse de la rigidez académica tradicional y desmontar el vetusto ritual de titulitis y doctoritis; y no despreciar otros modelos de aprendizaje.  Llegó la era del Derrumbamiento de los Rituales.

La Revolución de los Autodidactas, otra señal de la decadencia de la U. Los conocimientos y los inventos que hoy manejan a la humanidad no salieron de la Universidad, son hechos de líderes que no quisieron ir a la U. Entre muchos, Bill Gates, Creador de Microsoft, huyó de Harvard. Jack Dorsey, creador de Twitter, huyó de la U de Nueva York. Zuckerberg, inventor de Facebook, huyó de Harvard. Steve Jobs, creador de Apple, huyó de Reed College. Jan Koum, inventor de Whatsaap, abandonó la U de San José. Larry Ellison, inventor de Oracle abandonó U de Chicago. Paul Allen, Presidente de Microsoft, abandonó la U de Washington. Asimismo, Elon Musk, de Starlink y Tesla, afirma que su educación formal no fue importante, como si lo fue su Autoeducación. Tenía la Voluntad de aprender! Estos líderes, dueños del poder, del conocimiento, de la innovación, del dinero y no fueron a la Universidad, Esta Revolución de los Autodidactas, es sin duda, un espejo para la juventud mundial, que les espanta el gusto por la universidad clásica.

Otra señal de decadencia. Los startups o emprendimientos para matar enfermedades en salud, o para crear nuevos inventos, y abrir caminos al mundo, están en manos privadas o en manos de entidades de gobiernos, distintas a la U.

En la vida contemporánea, hay por lo menos cinco puntos para saber si una empresa, o una persona, es último modelo o modelo eficaz o avanzado.

  1. Todo se puede hacer más rápido. La Universidad NO clasifica.
  2. Todo se puede hacer con menos dinero. La Universidad NO clasifica.
  3. Todo se puede hacer mejor. La Universidad NO clasifica.
  4. Todo se puede hacer más flexible. La Universidad, NO clasifica,
  5. Todo se puede hacer más global. La Universidad NO clasifica.

Sin perder el pensamiento crítico, que es su esencia, si la Universidad no da un timonazo audaz y se libera del pasado, le va a tocar sobrevivir en condiciones muy indignas, como está sobreviviendo hoy. Da vergüenza, ver la Universidad como una entidad limosnera rogando al gobierno y al sector privado por un millón que no llega. Y sectores de la economía la ven como una carga muy costosa e ineficiente. Abandonarla, no es el camino. No hay economía moderna con educación vetusta.

Viene un nuevo gobierno en 2026. Este gobierno no hizo nada por actualizar la U. El nuevo Debate Presidencial y el próximo Gobierno, deben proponer Un Nuevo Modelo de Universidad para Colombia. Es tal el entrampamiento en el pasado, que la ley que rige la educación superior se aprobó cuando no existía Internet; y ni los gobiernos ni las universidades han sido capaces de construir una legislación último modelo. Ambos, Gobierno y universidades son culpables del atraso. Si solo se hiciera el simple cambio, de obligar a que las universidades tuviesen el 50% de los cursos por el sistema digital, Colombia tendría más de un millón de cupos universitarios nuevos para los jóvenes, a menor precio, más rápidos, más flexibles, más globales y de mejor calidad. Asimismo, si se crea una Universidad Digital en cada Departamento, con oficios digitales de última generación, sería una revolución para la U y para el trabajo. La U Digital de Antioquia, es excelente y único ejemplo de modernidad universitaria de Colombia. Quien no tiene una buena educación, no tiene patria.

La diferencia entre el éxito y el fracaso es la buena educación. La diferencia entre el rico y el pobre es la buena educación. Es más barato educar bien y gratis a un joven, que perseguirlo toda la vida como un ilegal.

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2 Comments
  • Mauricio Herron
    Posted at 07:44h, 02 julio Responder

    Quisiera hacer algunas observaciones a esta columna, que me parece interesante y llama a una reflexión importante a nosotros los académicos. En primer lugar, la universidad nunca ha sido “dueña del conocimiento”. Ha sido gestora, y dentro de esa función ha promovido el desarrollo del pensamiento crítico y la libertad de las ideas. Ha sido un espacio para la creación, el descubrimiento y la ciencia; que nunca a proclamado tener toda la verdad, sino que propone nuevas preguntas y metodologías para intentar darles respuesta, siempre en aras de avanzar la civilización y la sociedad. En segundo lugar, creo que vanagloriar la “cultura callejera” como si fuese una suerte de red superior de conocimientos y tecnologías, es un comentario poco mesurado y que no representa un estado real de las cosas en nuestra vida social. No hace falta sino salir a la calle para hacer una fila en un supermercado o en una estación de transporte público para darse un cuenta lo avanzada que está dicha red. En tercer lugar, si bien es cierto que los jóvenes actualmente están buscando nuevas formas de educación y de trabajo, eso no significa que muchas de esas formas sean las que la sociedad y la civilización humana necesitan. Desde un punto de vista muy práctico, no nos sirve de nada que un joven prefiera monetizar su adsurda cotidianeidad a través de una red social, en vez de formarse cómo ingeniero, médico o docente. Por otra parte, la digitalización de la educación no es más que la deshumanización de la pedagogía. La interacción entre maestro y aprendiz, así como todas las interacciones humanas, está mediada casi en su totalidad por aspectos emocionales, comportamentales y cognitivos que requieren de todos nuestros sentidos. Esterilizar dicha interacción a través de una pantalla, no es otra cosa que un atajo infructuoso de personas irresponsables que no entienden como funciona la naturaleza humana y el aprendizaje. Las miradas, la respiración, el movimiento del cuerpo, la presencia física del otro, la tridimensionalidad de ese espacio “vacío” que nos une, son indispensables para que nuestro cerebro pueda generar aprendizaje más duraderos y transferibles. La ciencia sobre esto es clara. Un niño aprende mucho más leyendo un libro (físico) que de una pantalla (Clinton, V., 2019, Reading from paper compared to screens: A systematic review and meta-analysis. Journal of Research in Reading). Y por último (aunque bien podríamos extendernos un poco más), no es cierto que las grandes mentes de nuestro tiempo han estado huyendo de las universidades. Los casos que se mencionan son excepcionales, y si bien constituyen una submuestra bastante poderosa de emprendedores y empresarios, no representan ni poco la realidad de todas las grandes mentes que desde las universidades han forjado y siguen gestionando nuestro más avanzado cuerpo de conocimiento científico y tecnológico. De hecho, se podría decir que todas las bases conceptuales y tecnológicas desde las que se crearon los grandes emprendimientos de los personajes citados en la columna, fueron desarrolladas en las universidades. El aporte de la universidad a la sociedad ha sido y continua siendo invaluable, desde todas las áreas del saber. Sin la universidad, tal y como se ha concebido por mejores mentes desde hace siglos, estaríamos hoy día persiguiendo luces en el cielo y líderes mal informados.

  • Natalia
    Posted at 09:40h, 02 julio Responder

    Excelente artículo. Y las universidades como la Universidad digital de Antioquía que se pensó para encajar en este nuevo siglo está siendo dirigida por personas del siglo pasado que no le permiten ser lo que debería ser. Con profesores que no saben conectarse a una clase virtual ni compartir un documento digital.

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