Creemos y el CD no son tan panas como aparentan

El primer periodo de sesiones ordinarias y de extras de la Asamblea de Antioquia y el Concejo de Medellín del 2024 dejó al descubierto o como balance político que las dos bancadas mayoritarias en esas corporaciones, las de Creemos y Centro Democrático, CD, o sea, fiquistas y uribistas, no son en la realidad tan primitos y menos hermanitos como se podría pensar, pese a que tienen identidades lógicas como el antipetrismo, el antiquinterismo, la seguridad extrema y posiciones de centro derecha y derecha, o mejor anti-izquierdistas acérrimos, aunque posan de demócratas, pero con distintos estilos.

Recordemos que Federico Gutiérrez nunca se ha dejado anexar al CD pese a los muchos coqueteos del mismísimo Álvaro Uribe y a su amistad con el expresidente. Comenzó a hacer política desde mediados de los años noventa con Universitarios Haciendo Nación, UHN, en contra de la narcopolítica y llegaron al Cabildo con Santiago Vélez Trucco, quien tras chiflarse desapareció y Fico fue funcionario de esa corporación en el grupo de apoyo, luego fue concejal por el Nuevo Partido y repitió curul, pero ya en el Partido de la U con el cual fue después candidato a la alcaldía quedando de tercero.

En el 2016 fue alcalde por firmas y para ello crearon el Movimiento Creemos, derrotando al candidato uribista Juan Carlos Vélez y rechazando participar con él en una consulta previa, pues lo molían.

La crónica política más reciente señala que Creemos repuntó por firmas en la campaña presidencial del 2022 cuando Fico obtuvo más de 5 millones de votos y esa cantidad fue uno de los argumentos para solicitar la personería jurídica como partido que le otorgó el CNE, entidad que regaló personerías a lo loco, muchas de las cuales, cerca de diez, entre ellas Creemos, esperan un fallo de legalidad o no por el Consejo de Estado tras ser demandadas.

Creemos se estrenó como partido en los comicios territoriales de octubre del año pasado y eligió 5 diputados en Antioquia y 7 concejales en Medellín por seis diputados y cinco cabildantes del CD. Ambos partidos, entonces, se apoderaron de la Duma y el Concejo, y en principio de allí parte el distanciamiento entre las bancadas porque algunos primíparos con poder se creen la última Coca Cola del desierto.

Los reproches se iniciaron por la Asamblea y luego han sido más agitados por los lados del Concejo.

A tres factores atribuyen la creciente desconfianza, las molestias y las discrepancias entre ambas bancadas, según relatan algunos corporados hartos, observadores, congresistas, directivos de partidos y las gargantas profundas de Panoramapolitico.co. o miembros de la peligrosa y enterada Banda de Los Nachos.

La primera causa es que los del CD están mamados que los de Creemos les recuerden todo el día que si no hubiera sido por Fico, el desconocido Andrés Julián Rendón, que es más ramista que uribista, no habría sido gobernador y esa forma de enrostrarles ese hecho en la cara lo sacan a relucir a la hora de la repartición de cargos, que es la segunda causal de malestar por el desequilibrio y por el riesgo de un coma diabético de algunos de Creemos por tanta azúcar enmermelada que se están embutiendo, según diagnostican del lado uribista que hablan y hablan de los yupis corporados fiquistas que se creen más que el midiosito Fajardo, quien cuando derrotó a la política tradicional en Medellín y Antioquia no solo los trató de cloacas o alcantarillas, sino que dizque había inventado a Medellín y a la política. Y ya sus votos se esfumaron por esas mismas tuberías. Ojalá los de Creemos entiendan que la política es muy cambiante porque el elector también lo es.

Como tercer motivo y lo reiteran demasiado son las acciones y actitudes de los “Andrés” Bedoya y Tobón como presidentes de la Asamblea y el Concejo, que de acuerdo con sus contradictores uribistas la han embarrado en más de una ocasión, además de calificarlos como ansiosos glotones burocráticos con solitaria, pues comen y comen y no los llena nada y sin dar nada a los otros.

Andrés Bedoya es un grandote acaba zapatos y contrasta con el biotipo tipo bonsái de Andrés Tobón, pero quien tiene un súper ego narcisista peor que el enorme diputado.

Está convencido que esos más de 40.000 votos que sacó son suyos y se le olvida que fueron producto de una coyuntura atípica antipetrista y antiquinterista, pues lo retan al apostarle que en una elección de Concejo normalita no saca 10.000 votos, además que fue favorecido por ser el segundo en la lista al Cabildo de Creemos.

En el Centro Democrático se quedaron muy desconcertados y enojados por la salida en falso del presidente de la Asamblea cuando en una entrevista a un portal dijo sin ruborizarse que hoy con el CD somos primos, pero que con ellos habrá una guerra a muerte en el 2026 por las curules legislativas.

En el CD recibieron esa inaudita metida de patitas como una declaración de guerra, al tiempo que tienen la seria sospecha que Bedoya, por sus movimientos y ganas clientelistas, no terminaría su periodo como diputado, sino que estaría haciendo cálculos para aspirar al Senado. Muy arriesgado.

Eso se escucha insistentemente por Radio Pasillo de La Alpujarra por donde también escuchamos que otro que no se aguantaría como miembro del gabinete de Rendón sería el secretario de Hacienda, el neouribista exsocialdemócrata liberal Eugenio Prieto, porque creen que tiene mucha pereza de quedarse cuatro años en ese cargo y su rancho ardiendo con tantos fracasos y volteretas.

Prieto se sumaría al grupito de secretarios-candidatos de despacho de la Gobernación que tienen el proyecto de medírsele al Congreso, para lo cual tienen que renunciar en febrero del 2025 para no inhabilitarse, lo que también ha causado muchísima molestia en el CD y otros partidos por el descaro de utilizar sus cargos durante un año como plataformas de lanzamiento con presupuesto público, mientras que a los demás les corresponderá hacer un esfuerzo en solitario y durísimo para conservar sus escaños.

Por todos los lados solo se escuchan reparos.

Ahora, el enanito de Tobón, pero gigante para llenarse de puestecitos recibió fuertes críticas por la forma como actuó en el episodio de la elección de Personero.

Relatan en las huestes del CD que fue el encargado de notificar a los concejales uribistas que debían votar por la reelección de  William Yeffer Vivas Lloreda, lo que no cayó nada bien en los uribistas y ocasionó la intervención de Álvaro Uribe, quien habría comentado que a su partido no le imponen candidatos y a partir de allí comenzó el viacrucis de Vivas, germanista amigo de Creemos, hasta terminar con su renuncia y luego la elección del sin tocayo Mefi Boset Rave Gómez, con quien a Tobón no le ha ido nada mal en buenas gabelas.

Tobón intentó hablar con Uribe para explicar sus verdades, pero al final como que no le fue nada bien.

Pero hay un hecho que trasciende el pulso o las tensiones entre fiquistas y uribistas y es que las ínfulas de Tobón también están alborotando a la propia bandada de Creemos y suenan tambores de alerta, pues algunos alegan desequilibrio en la repartición de cargos.

Es más, aseguran que para apaciguar los caldeados ánimos externos e internos de Creemos ha tenido que mediar el secretario Privado, Simón Molina, quien con sobriedad y calma estaría ayudando a calmar las tormentas y a tranquilizar a Tobón, con quien habría sostenido dos cara a cara, reclamando que el momento es para ayudarle a Fico y no ponerse del lado de los problemas.

A propósito, ¿quién está más cerquita del corazón político de Fico, Molina o Tobón? Yo sé.

Como epílogo hay que concluir que aún no hay una ruptura entre ambos partidos, pero si el ambiente y las andanzas de los Andrés siguen por terrenos peligrosos, no vaticinan un año a las coaliciones en playa alta que es el Cabildo y en playa baja que es la Duma.

Entre tanto, los alborotados quinteristas pidiendo que escribiera qué está sucediendo entre esas dos bancadas. Chismosos. Jijijiji.

Comparte
No Comments

Post A Comment